Desde el mes pasado, las temperaturas superficiales del Pacífico Ecuatorial central, han mostrado una leve tendencia a desviarse hacia un enfriamiento. 

Podemos decir, en este comienzo de agosto, que a lo largo del mes de julio esta tendencia ha sido persistente, pero también muy débil. En el promedio de las últimas cuatro semanas de julio se nota una franja fría a lo largo de la línea ecuatorial, pero difícilmente ésta pueda clasificarse como una evidencia de un evento La Niña en curso. La señal es baja y por lo pronto no reviste mayor preocupación.

El monitoreo semanal de esta situación ha mostrado oscilaciones que apenas han quebrado el umbral de medio grado centígrado negativo. Es evidente que el océano en la zona se presenta más frío, pero como decíamos, parece que este desequilibrio no será influyente si se mantiene en este nivel.
Los modelos de pronóstico para el último trimestre del año dejan la vara puesta en un nivel que prácticamente puede considerarse neutral. La tendencia a que se concrete un episodio frío está, pero la pregunta residual es saber si el mismo tendrá influencia sobre el patrón pluvial. Si bien en muchas ocasiones se han dado eventos menores con señales negativas en las lluvias, la debilidad que se está previendo para este evento le quita peso al riesgo potencial de que esto suceda. En resumen creemos que la campaña de granos gruesos, no encontrará en este indicador un buen predictor de lo que sucederá con las precipitaciones. Habrá que monitorear con mayor énfasis lo que sucede con las anomalías térmicas del litoral Atlántico.
Otra cosa muy importante para planificar la campaña es el nivel hídrico con que se ingresará a la primavera. En general la disponibilidad de humedad pareciera perfilarse como mejor que la habitual, incluso muchos productores están satisfechos con este agosto seco, lo cual neutraliza el efecto emergente de las napas altas. Si el fenómeno de La Niña no se fortalece, podemos mantener un perfil pluvial que puede considerarse favorable para el desarrollo de la gruesa. Bajo esta hipótesis, las siembras de maíz temprano no se verían acosadas por la falta de humedad en diciembre.
Hoy se ha instalado la opinión de que debido al evento La Niña, el área de maíz tardío crecería. Entendemos que es una estrategia viable ante un escenario con clara tendencia a una sequía, pero este no es el caso. De todas maneras son decisiones de manejo que seguramente se aprecian mejor considerando cada situación en particular. Desde nuestro punto de vista, las etapas primarias del maíz temprano estarían cubiertas por las reservas y eventualmente el recurso de la napa en la franja central del país es algo insoslayable en buena parte del área maicera.
El normal repunte de las precipitaciones hacia finales de septiembre y durante octubre, hoy no parece ser condicionado por los pronósticos de La Niña. Por otro lado, sí debemos tener en cuenta lo que sucede con el litoral Atlántico. El repunte de las lluvias de primavera está muy ligado al transporte de humedad del noreste. Un enfriamiento tiende a volver más ineficiente este flujo de humedad, principalmente cuando las temperaturas aumentan. Debemos entender que cuando el aire es más cálido, su capacidad para contener vapor de agua sin condensar es mayor y por lo tanto si el flujo de aire húmedo es pobre, el potencial pluvial se debilita. Esto es, un litoral Atlántico frío puede afectar las lluvias negativamente, de manera más evidente en áreas del este.
El efecto de la dinámica de las anomalías térmicas del litoral Atlántico sobre las precipitaciones de la región pampeana no está tan estudiado. Sin embargo es fácil recordar el record pluvial del año 2014, período en que una anomalía cálida dominó en forma permanente las costas brasileñas y uruguayas, convirtiéndose en una fuente más eficiente de masas de aire húmedo. Los records de lluvia en gran parte de la región pampeana son bastante elocuentes en este sentido.
En resumen, creemos que en la transición estacional veremos cómo se perfilará la primavera de manera más efectiva. Creemos que el efecto negativo de La Niña, como se posiciona en la actualidad este indicador, difícilmente se cumpla. De todas maneras es un forzante que hay que monitorear, porque su fortalecimiento –improbable-, si sería riesgoso para las lluvias del trimestre octubre-diciembre.

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