Otra vez la burra al trigo! Éste es un viejo dicho de la gente de campo para definir la repitencia de un problema sin una solución acorde al mismo. Y encuadra perfectamente en el problema de la sequía que con algunos años de intervalos se repite en Entre Ríos.

¿Por qué se escuchan cada vez más fuertes las quejas? Porque la inversión en los cultivos es cada vez mayor y, a pesar de los nuevos materiales gené-ticos y la tecnología de avanzada, el rendimiento de indiferencia (los kilogramos del cultivo que se necesitan
para pagar los gastos) son altos.
Para sembrar y cuidar trigo, maíz, soja y sorgo en 1.930.000 hectáreas sembradas en esta campaña se van gastar 4.790 millones de pesos,
aproximadamente $ 2.500 por hectárea sembrada.
Las coberturas de seguros no están lo suficientemente desarrolladas para cubrir estos eventos y lo poco que hay tiene costos excesivos.
Pero, además, es necesario resaltar que hace muy poco tiempo (campaña 2008/09) nuestros productores en Entre Ríos perdieron más de $ 800 millones. En el transcurso hubo dos cosechas con serios problemas para comercializar trigo y maíz y en ésta volvemos a tener un impacto económico sobre la producción (menor pero con un sector menos líquido).
Nuestra provincia cuenta con un número aproximado de 70 empresas ligadas al campo (cooperativas, acopios, proveedores) con enorme arraigo en sus zonas de influencia, generadoras de muchos empleos, que son las que normalmente financian aproximadamente el 50% de los costos
de implantación a nuestros productores.
Esta falta de ingresos, cuando ocurren fenómenos como el actual, es seria y afecta a muchos entrerrianos y a sus familias. No se resuelve con disputas de menor vuelo. Es razonable pensar que el Estado no debería poner dinero para palearestas crisis, pero es mucho más razonable pensar que con una parte muy pequeña de las divisas que genera el sector, hace tiempo algún funcionario debería haber propuesto un sistema de cobertura para que nadie pierda, ni el Estado, ni los productores, ni la cadena que los sostienen.

Quizás esto sería mucho más positivo que la confección de listas para vender parte de nuestra producción en un sistema que ha demostrado
falta de equidad (perjudica a muchos, favorece a pocos) y una total ineficiencia, razón por la cual en este juego que pierden todos, el Estado incluido, no entendemos que se siga manteniendo.
Han pasado varios gobiernos de distintos signos políticos y seguimos sin resolver el problema de fondo cuando ocurren eventos como el que
nos preocupa. Con el agravante de que cada vez las cifras a igual daño son más significativas.
Es probable que mirando hacia adentro y con el afán de resolver nosotros mismos el problema, debamos pensar seriamente en la creación de un fondo anticrisis a nivel provincial, administrado por productores, cooperativas y acopios, que nos permita no sólo contar con las herramientas adecuadas para solucionar los problemas de pagos de la campaña perjudicada y la apertura del crédito para la próxima, sino también que sirva de fomento e incentivo para ampliar las posibilidades de riego suplementario para nuestros cultivos, proteger el tejido
social del campo cuidando a nuestros productores y a sus familias con herramientas que le permitan competir en el contexto futuro y poder llevar a cabo todas aquellas políticas que tantas veces reclamamos y pocas
veces se ejecutaron.
El nuestro es un sector muy dinámico, de alta inversión, muy competitivo, que asimila rápidamente las mejores tecnologías, de alto impacto social en una provincia como la nuestra, pero cuida poco a sus actores económicos más pequeños. Y en esto todos tenemos un poco de culpa. Trabajemos para darle forma a esta iniciativa, que bien ejecutada puede ser una fenomenal herramienta para nuestro sector.

Por Oscar Montero

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