El maíz de primera (cuya siembra se concentra en el mes de septiembre) abarcó el 85 % del área total. El SIBER destaca que, desde antes de septiembre, ya se detectaba una tendencia hacia una mayor participación del maíz tardío y de segunda como una manera de mitigar el efecto de “La Niña”.
No obstante, para el caso del maíz de segunda fecha (que habitualmente se siembra en el mes de diciembre), como consecuencia de la sequía extendió las labores hasta la primera quincena de febrero y representó el 15 %.
De la superficie total sembrada, el sector Sur y Oeste representaron el 77 % (341.300 ha). Mientras que, para el maíz de primera la participación fue del 74 % (281.600 ha) y en el caso del maíz tardío y de segunda abarcaron el 91 % (59.700 ha).
Otro punto que resalta el informe del SIBER es que la superficie cultivada con maíz de siembra tardía y de segunda registró un incremento interanual del 38 % (18.000 ha). De esta superficie, el 65 % (42.700 ha) corresponden a maíces tardíos y el 35 % (23.100 ha) restante, a lotes de segunda (sembrados sobre rastrojos de trigo).
El informe evidenció en una gráfica la evolución de la participación del maíz de primera versus el maíz tardío y de segunda desde el ciclo 2012/13, donde destaca que, el ciclo 2022/23 es el segundo de mayor área destinada a la siembra de maíz tardío y de segunda de los últimos 11 años.
CONDICIÓN DE MAÍZ TARDÍO/SEGUNDA
Además, el SIBER informó que la superficie sembrada en Entre Ríos con maíz tardío para el ciclo 2022/23 es de 65.800 hectáreas. El estado fenológico del cultivo va desde la floración hasta madurez de cosecha.
La condición general a nivel provincial se resume de la siguiente manera: Muy buena 6 %, Buena 15 %, Regular 52 % y Mala 27 %. Aunque el 21% del área se ubica en la categoría de buena a muy buena, las plantas no lograrán el completo desarrollo ni la altura que alcanzan en condiciones óptimas. Al respecto, se observan espigas con bajo números de granos y a su vez bajo tamaño de los mismos.
Actualmente, se ha comenzado con la cosecha del los primeros lotes del cereal con destino a grano. Mientras que en otros casos, si bien el cultivo se encuentra en la etapa de llenado de grano, los productores adelantarían la cosecha, para escapar a los efectos negativos de las heladas tempranas, para destinarlos a consumo animal.