El año 2020 se está caracterizando por precipitaciones por debajo de lo normal, según indica el reporte de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (SIBER).
Las escasas precipitaciones además de generar pérdidas en la agricultura, tiene un impacto muy negativo en la ganadería, con el agravante de que este tipo de producción tiene plazos de recuperación mucho mayores que la de la agricultura.
En los últimos 10 meses, en ocho se registró precipitaciones por debajo del valor promedio. Cabe aclarar que, si bien todavía no ha finalizado el mes de octubre, los pronósticos climáticos a corto plazo no dan señales de que se pueda alcanzar un acumulado acorde al esperado.
Enero y junio fueron los únicos meses en los cuales la precipitación promedio en la provincia fue levemente superior al valor esperado, según el analisis de la precipitación promedio mensual, obtenida de los registros históricos de la red pluviométrica de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos. En el primer trimestre de recarga del perfil hídrico (Feb – Mar – Abr), donde el promedio normal acumulado en Entre Ríos es de 390 mm, en el año 2020 tan sólo fue de 230 mm, es decir una disminución del 41% (160 mm).
La precipitación promedio normal acumulada entre septiembre y octubre se ubica en 200 mm, actualmente el valor es de 60 mm, lo cual está dejando un déficit del 70% (140 mm).
Según señala el SIBER, este escenario genera una alerta, ya que los pronósticos meteorológicos a largo plazo están dando un Pacífico Ecuatorial con temperaturas por debajo de lo normal (es decir la presencia de un evento “La Niña”), cuyo impacto en la región es en la mayoría de los años es de precipitaciones por debajo de lo normal (fundamentalmente en el trimestre noviembre – diciembre – enero).
La precipitación promedio acumulada de febrero a octubre para Entre Ríos se ubica alrededor de 800 mm, actualmente este valor es de 450 mm, por lo tanto se registra un déficit del 44% (350 mm). El sector más perjudicado ha sido el Suroeste, donde se detectan sectores con una precipitación acumulada entre 200 a 300 mm, lo cual genera un déficit con respecto a los valores normales de 400 a 500 mm.
Las pasturas y verdeos (principal fuente de alimento en la producción ganadera, ya sea de cría, recría, engorde o tambo) tienen una tasa de crecimiento asociada a las precipitaciones.
El año 2020 no sólo ha sido de escasas precipitaciones, sino también con marcados descensos térmicos y numerosas heladas que generaron un escenario muy adverso para la producción forrajera.
Problemas en la producción de cría, recría, engorde y tambos:
La hacienda perdió más condición corporal que lo habitual para el invierno
• Las vacas que han parido están deteriorando rápidamente su condición corporal
• Incremento del destete precoz
• Menor carga animal por hectárea
• Imposibilidad de reponer hacienda
• Tasa de crecimiento del pastizal natural y praderas muy escaso, prácticamente nulo
• Incremento del uso de reservas forrajeras
• Pérdida de aguadas
• Complicada situación de los lotes sembrados con maíz para la elaboración de silo
• Se detectan “vacas empantanadas”, animal debilitado que se cae y se empantana en las aguas
• Baja producción de los verdeos
• Baja producción de las alfalfas y problemas de implantación
• Incremento de los costos de suplementación
• El incremento en el precio de la leche no ha sido proporcional al incremento necesario para producirla