Hoy la agricultura Argentina, que fuera conocida como el “granero del mundo”, está transitando un camino que puede asemejarse al que llevó al famoso trasatlántico Titanic a su fin sobre todo en NUESTRA PROVINCIA, y como en aquel tiempo, tampoco se les da la debida importancia a las señales de alerta.
Hace meses que productores, técnicos, empresas e instituciones del sector agropecuario están dando señales de alerta y la Bolsa de Cereales de Entre Ríos ha expresado en reiteradas oportunidades, y lo seguirá haciendo, su preocupación por la pérdida de empleo de nuestro sector y por la difícil situación que atraviesa la producción entrerriana que impacta negativamente en la vida económica y social de ciudades y pueblos, lo que nosotros definimos como el tejido social del campo.
La elevada presión impositiva, los famosos ROEs (permisos de exportación), el peso de las retenciones, el desmoronamiento de la cotización de los principales cultivos (trigo, soja y maíz), el desmedido aumento en los fletes y el elevado costo de los arriendos han impactado fuertemente en la rentabilidad del productor. Esta situación lo obligo a tomar préstamos y sufrir fuertes endeudamientos, que los condicionó a reducir su área agrícola, ya que es incapaz de soportar el costo de arrendamiento, concentrándose básicamente en las hectáreas propias. Y para peor de males, lo poco que se puede llegar a cultivar lo hará con un paquete tecnológico mediocre, porque ya no hay monedas en el bolsillo.
Si bien es muy difícil de evaluar cuantos puestos de empleo se pierden, en los pueblos del interior ya se percibe la falta de trabajo, situación condicionada por los resultados negativos de las últimas cuatro campañas agrícolas, en especial de la última que a pesar del tonelaje cosechado las pérdidas fueron mayores.
Esta situación de rentabilidad negativa determinó que haya un porcentaje importante de productores endeudados, quienes hoy necesitan insumos para poder impulsar un nuevo ciclo agrícola. Las cooperativas y acopios, habituales financistas de la producción agropecuaria, también están al límite de su capacidad de financiamiento y con deudas de campañas anteriores sin poder cobrar.
Los puestos de trabajo que se pierden comprenden a asesores técnicos, personal calificado (quienes conducen tractores, sembradoras, cosechadoras), encargados de campo, etcétera. Son muchos los grandes productores que dejan de hacer agricultura, otros reducen el hectareaje a su mínima expresión y hay un número importante de productores pequeños y medianos que tomarían la misma decisión. Demás está aclarar que esta situación conlleva a que una superficie importante de campos agrícolas queden desocupados.
Necesitamos medidas urgentes del gobierno provincial y nacional para recuperar la rentabilidad de un sector muy importante de la economía provincial, que junto con su transformación genera el 30% de todos los empleos o sea que 1 de cada 3 empleos dependen de nuestro sector.
La situación es muy delicada y no vemos esta preocupación reflejada en los funcionarios que tienen que tomar decisiones. Necesitamos medidas urgentes para poder sembrar trigo y continuar luego con la gruesa.
Sabemos que el agricultor entrerriano es uno de los más eficientes ya que tiene su propio perfil productivo, nos cuesta más producir y los rindes promedios son menores que la zona típica porque en Entre Ríos el rendimiento obtenido no alcanza a cubrir los costos, pero todo tiene un límite y hoy más que nunca el Estado debe hacerse presente.
Recordemos, las retenciones nacen según expreso el gobierno en su oportunidad para apropiarse de una renta extraordinaria, mientras que hoy se están quedando con el capital de trabajo de nuestros productores entrerrianos. NECESITAMOS MEDIDAS URGENTES PORQUE LAS CONSECUENCIAS PUEDEN SER MUY SERIAS.