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PRECIPITACIÓN ACUMULADA DEL 01 AL 07 DE MARZO DEL 2023
Con el avance de la primera semana de marzo las novedades de lluvia han sido muy pocas. La importante perturbación que transitó por el norte del país cambiando del viernes para el sábado, logró decantar algunas tormentas hacia el noreste del territorio entrerriano, donde se produjeron algunos eventos que pueden considerarse significativos. Sin embargo, esta situación no logró avanzar sobre el resto del territorio, donde los cielos cubiertos en forma dispersa fueron dejando algunas precipitaciones menores o en forma de llovizna. El escenario resultante es el predominio de una oferta que queda lejos de una recuperación significativa y promueve la continuidad de la sequía, claro está, mucho más allá de la provincia de ER.
Las altas temperaturas que se insinuaron en la transición de febrero para marzo, se han sostenido y en algunas jornadas se han intensificado. Eventualmente se ha concretado alguna mezcla de masas de aire que ha hecho sentir algún alivio, por momentos con vientos del este o sudeste. Estas soluciones al agobio térmico siempre han sido parciales y temporarias. Desde hace más de diez días los registros térmicos promedian valores superiores a los normales, sobre todo en las temperaturas máximas. Algunas noches se dieron descensos más significativos en las temperaturas mínimas, sin llegar a ser una salida del contexto térmico con que estamos transitando esta última parte del verano.
Los pronósticos no muestran soluciones favorables para el corto plazo. Las altas temperaturas y la falta de precipitaciones no se bajan del escenario meteorológico dominante. Esto se daría posiblemente a lo largo de los próximos diez días. Dentro de este período podrían ceder las temperaturas (no en el corto plazo), pero no se ven novedades positivas en cuanto a precipitaciones. Esto ya nos lleva a la última decena de días del mes como para encontrar las primeras lluvias generalizadas, lo cual condiciona totalmente el desempeño del mes de marzo.
ESTADO DE LAS RESERVAS AL 08 DE MARZO DEL 2023
El mapa que representa la solución del balance hídrico cerrada la primera semana del mes de marzo, muestra retrocesos en las áreas donde se sostenían reservas algo más holgadas. Incluso zonas del noreste que recibieron hasta treinta milímetros, se mantienen dentro de la categoría más bajas de las reservas. El persistente patrón seco no cede y va promoviendo una situación que pone mucha presión sobre la indispensable recuperación pluvial del otoño. En general, el mapa exime de mayores comentarios y si bien puede haber áreas muy reducidas que ostenten algún nivel de reserva algo mejor, en términos de extensión es irrelevante. Debemos decir que lo que se ve para la provincia de ER, es extensible a toda la zona núcleo central del país y por estas fechas, sólo una parte del sudeste de BA escapa a la presión de este flagelo que ha recortado fuertemente la producción de toda la campaña 22/23.
En cuanto a tendencias climáticas de mediano y largo plazo, en términos sencillos, debemos decir que el fenómeno La Niña se ha neutralizado. Esto es una buena noticia pero, como vemos, no necesariamente se traduce en forma inmediata en una normalización de las precipitaciones del sudeste de Sudamérica. Los pronósticos instalan la neutralidad en forma muy firme para el semestre otoño invierno. Incluso comienza a establecerse una configuración que puede llevar a un potencial fenómeno El Niño para la próxima campaña.
Debido a la dinámica del sistema de alta presión y hasta que no se reconozca un funcionamiento menos inhibidor en la formación de nubosidad sobre la franja este, debemos decir que, independientemente del fenómeno La Niña, la recuperación de las precipitaciones presentará mucha incerteza. Entendemos en este caso, que ésta volatilidad ya solo dependerá de la escala regional y que la transición estacional, sobre todo el cambio marzo abril debe aportar mayor contraste térmico para inducir un mayor nivel de inestabilidad.
CRÍTICA SITUACIÓN DEL CULTIVO DE SOJA
Las pérdidas en el cultivo de soja no encuentran un piso.
El ciclo 2022/23 realmente se caracteriza por “un escenario climático hostil”, con altas temperaturas (muy superiores a lo esperado) asociado a una sequía sin precedentes, donde día a día la oleaginosa experimenta pérdidas en el rendimiento potencial.
El estado fenológico de la gran mayoría del área cultivada se encuentra en etapas reproductivas (salvo lotes de segunda sembrados en fechas muy tardías). Los colaboradores reportan que se evidencia un constante aborto de flores y chauchas, ya que el cultivo no logra avanzar en el desarrollo y, por lo tanto, permanece entre R3 (inicio de formación de vainas) a R4 (fin de formación de vainas).
A nivel provincial la condición de la oleaginosa se califica de la siguiente manera:
– Muy bueno 3 % (Rendimiento esperado superior al normal)
– Bueno 13 % (Rendimiento esperado similar al normal)
– Regular 31 % (Rendimiento esperado inferior al normal)
– Malo 29 % (Rendimiento esperado muy inferior al normal)
– Perdido 24 %
Actualmente los lotes con una condición calificada de buena a muy buena apenas abarcan el 16 % del área total y es importante destacar que, en los últimos 15 días se registró una caída de 13 % dentro de estas categorías.
En la Tabla 1 se muestra el modelo predictivo estimado con el aporte de la red de colaboradores del SIBER. La validez de este modelo presupone la ocurrencia de precipitaciones en el corto plazo.
El rendimiento de indiferencia para la soja total es de 1.838 kg/ha, lo cual representa una pérdia por hectárea sembrada de 826 kg/ha. Esta estimación proyecta una pérdida total para Entre Ríos de 237.000.000 U$S.
El empleo de tecnología satelital permite efectuar análisis basados en el comportamiento del índice verde, como por ejemplo el NDVI (Índice de vegetación de diferencia normalizada) obtenido del satélite MODIS y relacionarlo con los rendimientos históricos de la oleaginosa en Entre Ríos.
La Figura 1 muestra la anomalía del NDVI para los meses de enero y febrero del 2023 para el centro Norte de Argentina, donde se destaca la provincia de Entre Ríos con un dominio de valores extremadamente bajos.
Este segundo modelo, proyecta un rendimiento promedio a nivel provincial de 250 kg/ha.
En anteriores informes se mencionó que los ciclos 2008/09 y 2017/18 eran los años de menor rendimiento de la soja.
En esos ciclos, el valor promedio de NDVI se ubicó cercano a 0,55 (cabe citar que, el dosel de vegetación sano y denso debería estar por encima de 0,5).
No obstante, el promedio de enero y febrero para el ciclo 2022/23 es de 0,46, para este caso, puede considerarse como una vegetación muy estresada y cercana senescencia.
En la Tabla 2 se muestra el modelo predictivo estimado con NDVI.
El valor de las hectáreas perdidas surge de la consulta efectuada a la red de colaboradores.
Nuevamente, si se considera un rendimiento de indiferencia para la soja total es de 1.838 kg/ha, el resultado da una pérdida por hectárea sembrada de 1.588 kg/ha. Esta estimación proyecta una pérdida total para Entre Ríos de 430.000.000 U$S.
COSECHA DE MAÍZ DE PRIMERA
En el ámbito provincial se cosechó el 79% del área implantada con maíz de primera que en el ciclo 2022/23 abarcó 378.900 ha.
El rendimiento promedio provincial se ubica alrededor de 2.000 kg/ha, por lo tanto, se observa una caída interanual del 38 % (1.217 kg/ha) y en comparación al promedio del último lustro la reducción del 64 % (3.591 kg/ha).
En base al reporte de la red de colaboradores se estimó que la superficie no cosechada para grano comercial el 13 % (50.000 ha), debido a que se destinaron al consumo animal o dieron por perdidas.
Las proyecciones indican una producción cercana a 657.800 toneladas, lo cual representaría una disminución con relación al ciclo anterior del 54 % (780.995 t).
El rendimiento de indiferencia para el maíz de primera es de 3.940 kg/ha aproximadamente (el valor se calcula teniendo en cuenta que el 70 % del total es bajo arriendo). Por lo tanto, se proyecta una pérdida de 1.940 kg/ha o el equivalente a 170.000.000 U$S.