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PRECIPITACIÓN ACUMULADA DESDE EL 21 AL 27 DE MARZO DEL 2018
Las mejoras pluviales continúan sin alcanzar en forma generalizada a la provincia de ER. Durante el fin de semana algunos sectores del norte se acoplaron a los sistemas precipitantes que se observaron en Corrientes y, aunque en forma moderada, las lluvias hicieron sentir su efecto benéfico en el norte provincial. Una mención especial se lleva la tormenta registrada en la zona de influencia de San Gustavo, en el departamento La Paz, donde la misma terminó descargando ciento veinte milímetros, algo sumamente inusual en esta larga temporada que lleva la seca.
Con el cambio del viernes para el sábado, las tormentas comenzaron a agruparse sobre el centro sur correntino y desde allí, con la influencia de la masa de aire tropical sobre el norte entrerriano, las lluvias comenzaron a decantar sobre la zona, con el significativo máximo que se concretó en La Paz.
La gran diferencia de la oferta de agua de la zona norte con el resto de la provincia, justamente radica en el posicionamiento del aire tropical. Hacia el sur, su presencia se fue debilitando y con este comportamiento la posibilidad de precipitaciones fue muy condicionada. Con el avance del frente, se notó el incremento de la nubosidad y por sectores se observaron algunas tormentas, pero las lluvias apenas se registraron como algunos milímetros o en forma de llovizna. Es decir nada que pueda operar como un alivio de la compleja seca que afecta gran parte de la provincia. Recordamos que esta sequia provincial se inserta en la escala regional, donde es común reconocer el mismo patrón de lluvias deficitarias. Las provincias de CB, SF, LP, gran parte de BA y el oeste del NEA padecen este persistente y perjudicial comportamiento de las precipitaciones.
El corto plazo no propone mejoras. El mes de marzo vuelve a irse muy seco, como lo fue febrero. No aparecen cambios contundentes para el comienzo de abril.
ESTADO DE LAS RESERVAS AL 28 DE MARZO DEL 2018
Las lluvias observadas en el norte y en La Paz, han promovido un retroceso de la seca. En la zona de influencia de San Gustavo, un área reducida seguramente alcanzo un balance aún más satisfactorio, posiblemente logrando niveles adecuados de reserva, sin embargo, es una situación muy puntual, que no se proyecta al entorno que sigue complejizado por la seca.
Si bien al proponer el mapa de balance como escenario de partida para cualquier análisis, el panorama no es alentador, todavía es tiempo para esperar mejoras y si bien la demanda es elevada, no está dicha la última palabra de cara al proceso de preparación para lotes que puede ir a fina. La apuesta para salir de la seca siempre ha sido la inestabilidad de la transición estacional, la cual todavía se está produciendo y aún puede generar sistemas precipitantes de importancia.
El gran tema es el descenso de las masas de aire tropical hacia el sur. En estos días se estará observando una fuerte circulación del sector norte. Esto en principio favorecerá el retorno del ambiente veraniego, pero es necesario que esta condición se afiance para tener alguna chance de lluvia en la primera quincena de abril. Eventualmente la provincia de ER siempre estará en ventaja a la hora de asociarse al comportamiento más tropical que se observa sobre el centro norte de la Mesopotamia, aunque claro, las zonas agrícolas del sur suelen acoplarse con más efectividad al comportamiento de las provincias pampeanas. La línea de influencia de uno u otro comportamiento pluvial no es sencilla de establecer en este contexto.
A medida que avanzamos sobre el mes de abril, si no llueve, la demanda no se modificará, pero si se irá acortando la brecha para encontrar soluciones de peso para la seca durante el transcurso del otoño. Obviamente, una primera quincena seca, encendería todas las alarmas de cara a las siembras de mayo.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
SE INFORMA QUE DEBIDO A LOS DÍAS FERIADOS SE ADELANTÓ EL INFORME Nº 807 AL DÍA DE LA FECHA Y SE TRASLADARÁ EL INFORME Nº 808 A EL DÍA VIERNES 06/04/2018.
UNA SECA DIFICIL DE DOBLEGAR
Allá por comienzos de diciembre cuando las precipitaciones no aparecían y las reservas se ajustaban complicando las implantaciones tardías, el comienzo de la segunda quincena trajo soluciones que perfilaban un inicio de verano quizás deficitario, pero no con la sequía que sobrevino. Aquel evento pluvial que se dio antes de las fiestas, fue el único episodio de gran cobertura y con milimetrajes generosos que tuvo esta campaña. Luego el comportamiento de las precipitaciones comenzó a ralearse, los frentes pasaban y sólo en zonas puntuales ofrecían chaparrones que valían para sostener las exigentes condiciones ambientales que comenzaban a generalizarse. Luego de haber pasado un enero seco, la provincia le exigía a febrero una recuperación perentoria de las precipitaciones. La misma llegaría a cuenta gotas y en forma muy sectorizada, como ya hemos comentado, febrero no salvo a nadie.
En el territorio provincial, en muchas ocasiones los sistemas frontales que la recorrieron durante el verano, generaron condiciones de tiempo severo, sin embargo sólo de manera muy puntual se observaron tormentas con oferta superiores a los 50 milímetros. La escasez de lluvia fue la característica del verano que predomino en la gran escala. Las soluciones pluviales de escala reducida no cuentan a la hora de hacer el análisis de los resultados de la campaña, eventualmente y como ya hemos mencionado, el único auxilio real fue el que dio la napa. Claro, este recurso no estuvo disponible en forma generalizada en la provincia.
Instalados ya en el proceso de transición estacional, la situación parece evolucionar dentro de un contexto dinámico algo mejorado, pero sin que el mismo se refleje en forma generalizada sobre el campo pluvia. Las lluvias tropicales regresaron al centro norte de la Mesopotamia y avanzaron sobre el norte de Entre Ríos, pero aún sin mejoras para el resto de la provincia.
Tomando la condición actual como punto de partida, se puede evaluar cuál es el nivel de precipitaciones necesario como para que las reservas alcancen un nivel adecuado durante las próximas dos semanas. Si bien el mapa es a nivel regional, las conclusiones aplican con criterio al territorio entrerriano.
La demanda más elevada se concentra del centro para el sudoeste de la provincia. No es que el este y el norte no necesiten precipitaciones, pero están en una condición menos exigida.
Este mapa permite cuantificar la demanda y cruzarla con los pronósticos para visualizar su potencial nivel de satisfacción. Si nos paramos por ejemplo en los departamentos del sudoeste de la provincia, vemos que los acumulados requeridos para que las reservas crezcan hasta valores adecuados están por encima de los 120 milímetros. Siendo realistas ningún pronóstico muestra este nivel de lluvia para las próximas dos semanas. No quiere decir que ese nivel pluvial sea ajeno a la transición marzo abril. No lo es desde el punto de vista estadístico, o sea, tampoco se puede decir que es un acumulado altamente probable, pero aun así sería razonable.
La clave para el análisis y para que el mapa se convierta en una herramienta, es que los pronósticos no se encaminan a satisfacer ese nivel de precipitaciones, no al menos en forma total. En consecuencia uno debe evaluar la posibilidad de que esta demanda, o al menos una parte de ella, sea transferida a la segunda parte de abril. Esto es lo que complejiza el panorama actual, porque las decisiones para la fina comienzan a cerrarse sobre un margen de tiempo cada vez más estrecho.
Teniendo en cuenta el seguimiento de lluvias que semana tras semana hacemos para la provincia, vemos que en el norte el requerimiento es ostensiblemente inferior. Es razonable pensar entonces que estas áreas están menos expuestas a la continuidad de la sequía. Entre el norte y el sudoeste pareciera definirse un dipolo en la demanda de lluvias que en estos días parece difícil de revertir. Hoy por hoy, el noreste se posiciona con mejores chances para cortar la seca, mientras que el sudoeste queda a la espera de una importante anomalía, improbable, pero no imposible.
IMPACTO ECONÓMICO DE LA SEQUÍA SOBRE EL CULTIVO DE SOJA EN ENTRE RÍOS
El primer efecto de la sequía es la disminución del rendimiento de los cultivos, lo cual trae aparejado indefectiblemente una pérdida en los ingresos del productor. La sequía está afectando no sólo a la agricultura, sino que además a la citricultura, apicultura, ganadería, etcétera.
Desde el momento en que el agricultor toma la decisión de sembrar debe afrontar una serie de gastos, lo cual representa su inversión.
Para el caso de la soja, la inversión puede expresarse en kilogramos/hectárea, lo que se denomina habitualmente el rendimiento de indiferencia. En otras palabras, el rendimiento de indiferencia es la cantidad de kilogramos/hectárea que debe alcanzar el productor para recuperar la inversión realizada.
En este análisis, el rendimiento de indiferencia contempla: Labores (siembra y pulverizaciones), Insumos (semillas, fertilizantes, insecticidas y fungicidas) y Gastos de cosecha y comercialización.
Aproximadamente el 70 % del área con soja en Entre Ríos afronta un costo de arrendamiento y el 30 % restante se efectúa en campo propio.
Se tomó un valor de arrendamiento equivalente a 8 quintales de soja/ha/año para las zonas Sur y Oeste; y de 5 quintales de soja/ha/año para la zona Norte y 4 quintales de soja/ha/año para la zona Este. Dichas zonas agrupan departamentos de características agroecológicas similares en la provincia:
Zona Este: Colón, Concordia, San Salvador y Federación.
Zona Oeste: Diamante, Paraná, Nogoyá y Victoria.
Zona Norte: La Paz, Federal, Feliciano y Villaguay.
Zona Sur: Tala, Uruguay, Gualeguay y Gualeguaychú.
El rendimiento esperado para la soja de primera y de segunda, se estimó en base a las consultas efectuadas a la red de colaboradores.
Valor del dólar = 20,5 $ (20/03/2018)
Valor soja = 5.700 $/t (20/03/2018)
Análisis de soja de primera por zonas:
Tabla 1: Superficie estimada de soja de primera y rendimiento esperado por zonas en la provincia de Entre Ríos al 8 de Marzo del 2018.
La diferencia entre el rendimiento esperado y de indiferencia, arroja un balance negativo para las 700.000 ha implantadas con de soja de primera en campo arrendado y para la zona Este 24.000 ha en campo propio (Tabla 2). El 72 % de la superficie de soja de primera afronta pérdidas significativas.
En las zonas Norte y Sur, el productor tendría un retorno positivo que oscilaría entre 80 y 110 kg/ha, lo cual equivale a un ingreso desde 456 a 627 $/hectárea sembrada.
Tabla 2: Superficie sembrada con soja de primera, rendimientos de indiferencia por zona tanto en campo propio y campo arrendado en la provincia de Entre Ríos.
Análisis de soja de segunda por zonas:
Tabla 3: Superficie estimada de soja de segunda y rendimiento esperado por zonas en la provincia de Entre Ríos al 8 de Marzo del 2018.
Para el caso de la soja de segunda, únicamente la zona Sur y sobre campo propio (25.200 ha) (Tabla 4) arroja un balance positivo, con un valor de 150 kg/ha (855 $/ha sembrada).
El balance es negativo para las 196.000 ha de soja de segunda en campo arrendado y en las 58.800 ha de campo propio de las zonas Norte, Este y Oeste. Se generarían pérdidas entre 50 a 710 kg/ha, lo cual significaría entre 285 a 4.047 $/ha sembrada.
Por lo tanto, un 91 % de la superficie de soja de segunda en la provincia no cubriría los gastos y tendía un resultado económico negativo.
Tabla 4: Superficie sembrada con soja de segunda, rendimientos de indiferencia por zona tanto en campo propio y campo arrendado en la provincia de Entre Ríos.