El balance hídrico del primer metro de suelo se ha visto exigido a lo largo de los últimos días. Si bien las condiciones son entre adecuadas y óptimas para los cultivos implantados de la gruesa, son más ajustadas para una pradera de consumo permanente a lo largo del año.
Como hemos mencionado antes, las condiciones meteorológicas han forzado este retroceso en la disponibilidad hídrica. Insolación, altas temperaturas, baja humedad, se potencian para definir un escenario favorable para perder reservas. La situación no es complicada pero reclama la vuelta de las precipitaciones para recuperar humedad superficial.
De acuerdo al análisis realizado posiblemente se den, al cierre de noviembre, zonas diferenciadas en la disponibilidad de humedad. Sería muy oportuno que las celdas de tormenta se concreten sobre sectores del sur de la provincia o del noroeste.
Si bien estamos transitando el período del año en la que el fenómeno de La Niña aumenta su influencia deficitaria sobre el patrón pluvial, por el momento este indicador no se muestra influyente y se mantiene con intensidad débil. Este nivel de enfriamiento, no basta para justificar por si solo las zonas que están quedando menos provistas de agua. De hecho, durante octubre, mientras gran parte de la franja central de la región pampeana recibía muy buenas precipitaciones, el sur quedaba muy seco. En lo que va de noviembre, el sur se ha recuperado de manera significativa y la franja central lleva un paso más ajustado, con las excepciones que ya hemos mencionado en el territorio entrerriano.
Dejando de lado las zonas de la provincia que ya han superado los cien milímetros, posiblemente el resto del territorio deba aspirar en el mejor de los casos a recibir las lluvias normales. El techo de los cien milímetros es un objetivo que puede lograrse.