15/07/2010
Víctor Trucco disertó el pasado miércoles en el Salón Auditorio de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos en la “Jornada para Darsecuenta” titulada “¿Por qué los argentinos somos tan argentinos?”, organizado por la Fundación Darsecuenta, la Bolsa de Cereales de Entre Ríos y la Asociacion Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid). Focalizó hacia los cuestionamientos actuales sobre la soja, la biotecnología y el glifosato, y el desafío de lograr un cambio de actitud por parte de los argentinos.
Trucco es Doctor en Bioquímica y productor agropecuario. Fue el primer Presidente y fundador de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), como así también el fundador y primer Presidente de la Confederación de Asociaciones Americanas de Agricultura Sustentable (CAAPAS), fundador y actual Presidente de Bioceres SA, y fundador y actual Vicepresidente del Instituto de Agrobiotecnología de Rosario ,INDEAR SA. Trucco es miembro del Consejo Asesor de Agronegocios de las Universidad San Andrés y de Belgrano, Fundación Exportar. Y publicó numerosos artículos y pronunció conferencias en el país y en el exterior. En esta entrevista, Víctor Trucco dejo entrever los supuestos que los argentinos tenemos como son la producción de soja, herbicidas como el glifosato y la biotecnología.
— ¿Qué reflexión tiene sobre la opinión que tienen algunos ciudadanos de los peligros del monocultivo sojero y el uso del glifosato?
La gente asume determinadas posiciones que son la expresión de un supuesto, por ejemplo hay una demonización de la soja, de los transgénicos, del uso del glifosato, porque la gente supone que el glifosato es tóxico, que la soja es un alimento para animales y que daña el suelo. También que los productos genéticamente modificados no son naturales, y por eso consideran que algo malo han de tener. Entonces hay gente que cree y está en contra de la soja, el glifosato, etcétera, esto es lo que se comenta y la gente lo cree, pero en realidad se supone. Se supone que el glifosato es tóxico, pero no lo es. Es un producto que se usa en 140 países, que ha pasado por Estados Unidos que es uno de los países más rigurosos para evaluar los alimentos, y lo ha aprobado y después de 30 años no lo ha cambiado, ya que no es tóxico. Es uno de los productos más usados en el campo, se usa más de 150 millones de litros en la argentina y ningún productor ha hecho referencia que se haya descompuesto o que tuvo algún problema por el glifosato. La suposición es equivocada. El CONICET encargó revisar la bibliografía a un grupo de personas, como médicos, químicos, etcétera, y no hay nada de lo observado que genere lo que la gente supone. Los supuestos son falsos.
— ¿Cuáles son los mitos que la gente cree?
La gente al guiarse por supuestos, comienza con una cadena de ideas que generan, como por ejemplo, que el glifosato es tóxico. Evidentemente es un producto que no es para dárselo de beber a los chicos, es un producto para utilizar en el campo, para pulverizar las malezas. También, siguiendo con los mitos, se dice que la soja es un alimento para animales, no para los seres humanos. Aunque nosotros somos animales, y como muchos animales monogástricos no sintetizamos las proteínas. Sería lo mismo si nos alimentamos con soja, en vez de con carne, es decir podemos reemplazar la soja que tiene proteínas para toda una familia, por la carne y sobreviviríamos. En la Argentina hay desnutrición, y la soja podría ser una alternativa, y muchas familias podrían alimentarse con soja. Esto tendríamos que enseñarlo desde las escuelas.
— La fundación Darsecuenta trata de esclarecer este tipo de cuestiones ¿Con que herramientas o medios lo hace?
Argentina es un país que no prospera, porque en realidad nuestras ideas están equivocadas y no dan resultado. Es por eso que cambiamos de partido, pero siempre vamos para el mismo lado. Hay un amigo y profesor de la Universidad de Harvard, que es argentino y dice “al argentino no le va mal por ser como son, sino por hacer lo que hacen”. Los argentinos se van a Estados Unidos, entran a la universidad, son profesores, progresan como uno más, pero acá no se puede progresar, porque tenemos una serie de ideas que no son las adecuadas. En nuestro país la política no se ocupa del Estado o del Gobierno, solo se ocupa de hacer política. Los gobiernos en general no hacen lo que les corresponde, sino lo que la gente se imagina que hay que hacer.
— ¿Qué opinión tiene sobre la economía argentina de los últimos 30 años?
La Argentina está mal, hace mucho tiempo que está en decadencia. Está todo entrampado políticamente. Hay un discurso que es correcto, que es la preocupación por los pobres, el hambre, los sueldos, etcétera. Y la gente espera que el Estado le resuelva el problema, que le aumente el sueldo, le disminuya los impuestos, todo este tipo de cosas, pero si cada uno se posiciona en una sociedad de sobrevivientes, no prosperamos. La Argentina si prosperara, si la gente pudiera tener más dinero en el bolsillo, todos estaríamos más felices, pero ¿Por qué no se logra eso? Argentina tiene un ingreso per cápita 6 o 7 mil dólares, países con lo que nosotros nos podríamos comparar o en algún momento nos comparábamos, como con Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda, España, países que tienen un ingreso de 30 mil dólares por habitante. Nosotros tenemos la cuarta parte de eso, ¿y como lo reinvertimos? Multiplicando la producción. Este es un país donde nadie invierte, y menos lo que pueden hacerlo, porque es un país que no genera confianza. Hay 150 mil millones de dólares de los argentinos afuera, y que podría ser la plata que dé el crédito para otros. Si vos no generas confianza, el Estado podría hacer cosas comunes como infraestructura, salud, educación, etcétera. Lo que sucede en la actualidad no funciona. La gente sigue pidiendo, porque parece que la cosa del Estado es más barata. La gente lo que aspira es ganar dinero, crecer, como en cualquier lugar. Hay una frase que dice “este es un país rico”, pero que quiere decir que los ricos viven de la renta de la riqueza, y hoy no hay países poco o más ricos porque tienen recursos naturales, porque tienen oro, tierra, etcétera. La riqueza es la gente, la gente que genera ideas, es creativa. La diferencia de mundo la hacen los países que congregan a las personas más brillantes, mejor formadas, para generar bienes. Vivimos en un país donde la educación se degrada, no se educa, se ideologiza, ahora se estudian teorías ideológicas, que aparte no funcionan en ningún lugar.
— ¿Cuáles son las barreras que tenemos que superar?
Me parece que hay que cambiar la cabeza. Ver lo que hacen otros, como es Chile, Brasil, Uruguay, que son países que prosperan, porque los gobiernos se ocupan de sus cosas. O sea, que la gente gane dinero, que progrese, cuidar las inversiones extranjeras y locales, y tratan de ir a medida que van creciendo ir cambiando todas las cosas, renovando. Todos están preocupados por la educación, tratan de que los chicos estudien dos idiomas, etcétera.
— Como lo indica el título de su ponencia ¿la innovación tecnológica es una amenaza o una oportunidad para los argentinos?
La innovación tecnológica es la base del progreso y las oportunidades tienen que ver con darse cuenta de los cambios. Henry Ford decía que a él lo que le pedían eran caballos mas rápidos, porque no previa el automóvil. La innovación es un quiebre, es algo nuevo. Y en la actualidad, la mayoría de la gente viene mirando para atrás, lo que pasó, y no de las oportunidades que hay, el futuro. Con las innovaciones tecnológicas, lo que sucede hoy es lo más fácil, es ir y copiar, y después mejorar, después crear.
— ¿Cómo describe la relación del gobierno nacional con el sector agropecuario?
Una relación pésima. El gobierno si bien manifiesta un interés por mejorarla, en realidad es mentira, porque es un problema de intereses. Quiere ayudarte a vos pero quiere quedarse con la mayor parte de tu renta, y eso es innegociable, porque no hay plata que le alcance, no es lo mismo que la fortuna se dilapide o se invierta. En nuestro país cuando nadie sembraba soja, nadie creía en ella, no se hacía siembra directa y nadie aparecía para realizarla, cuando llegó la biotecnología, ahí más o menos el gobierno posibilitó, pero nadie estaba muy convencido. En fin esto va a seguir así, creo que también de parte de los productores, porque creo que el sector agropecuario no trata de conceptualizar los cambios que ha habido, el campo no se divide entre grandes, medianos y pequeños productores, ésto cambió. El productor se dedica a sembrar soja porque es lo que más le reditúa. Hay una realidad, y es que el mercado está demonizado, el cual que regula la oferta y la demanda, y cuando esa se queda uniforme no hay estímulo, es un poco lo que hoy se cuestiona en el mundo con respecto a lo que ha pasado con las políticas públicas, se perdieron los estímulos para el desarrollo.