COMERCIALIZACION: ASPECTOS NEGATIVOS EN NUESTRA PROVINCIA
12/03/2010
Los integrantes de la producción agrícola en nuestra provincia, fundamentalmente productores, acopiadores, cooperativas, han desarrollado a través de los años una férrea confianza en la operatoria comercial, la que permitió renovar el crédito en situaciones muy complejas ocurridas durante los últimos quince años. Esto se daba sobre todo, por un respeto a los distintos eslabones de una cadena productiva virtuosa, donde cada uno de ellos permitía hacer más eficiente tanto la actividad comercial, como la promoción y adopción de nuevas tecnologías que al mismo tiempo mejoraban sustancialmente los rendimientos amigables con el medio ambiente.
Así fuimos superando promedios y rendimientos totales en los cultivos. Nuestros productores, a los que conocemos desde siempre, invirtieron en maquinarias para ejecutar las mejores tecnologías. Acopios y cooperativas continuaron ampliando su capacidad de almacenaje, anexando inversiones que agregaban valor a nuestra producción generando de esta forma, más fuentes de trabajo en nuestro pueblos. Pero esta fotografía comenzó a desteñirse y de continuar así, los resultados no van a ser buenos. Intervención desmedida en los mercados, negociaciones con algunos en detrimento de otros, una manera errónea de cuidar la mesa de los argentinos y los productores pequeños, hacen que el resultado sea exactamente al revés: el pan está más caro, tenemos cada vez más indigentes, menos productores y al mismo tiempo, perdemos oportunidades (nunca debidamente mensuradas) de impulsar enormemente la producción y transformación de nuestros cereales. El único éxito fue comenzar a dividir a nuestro sector aplacando un poco a algunos, a costa de sacrificar a otros que pertenecen al mismo tejido social del campo y además, romper una cadena comercial virtuosa. Esto incluye a aquellos directivos que sólo ven el negocio por la duración de un balance y el beneficio de un bono, y terminan firmando acuerdos que saben de antemano que no se pueden cumplir o que benefician en forma desmedida a los compradores. Total ellos no financian las campañas, solo esperan el cereal una vez cosechado. El resultado final si seguimos en el mismo camino, es una dependencia degradante de los subsidios y una pérdida de parte del aparato productivo (por supuesto, de los escalones más bajos). Una parte de la culpa la tiene esta política poco clara que desalienta la producción sustentable, y por descarte se siembra en gran escala aquello que a través de retenciones pasa ha engrosar la caja. La otra parte, una dirigencia que le cuesta mirar a largo plazo y tomar las actitudes necesarias para fortalecer definitivamente nuestro sector, pasando la discusión de la rentabilidad a la contención social que nuestra gente de campo representa; evitando de esta forma negociar cada vez por menos. - Necesitamos reglas de juego claras, previsibles y un mercado granario transparente. - Necesitamos una intervención del Estado, brindando herramientas que permitan competir en igualdad de condiciones a pequeños y medianos (productores, empresarios, cooperativas, etc.) con el resto de los actores económicos. Por ejemplo ejecutando una política consensuada de proyectos productivos, a mediano y largo plazo, con bonificaciones en la tasa de interés (por contención social, rotación, cuidado del medio ambiente, capacidad de pago, etc.). - Es imperioso cuidar a los actores económicos y sociales que hoy componen nuestro tejido social. - No podemos seguir, con distintos argumentos, perdiendo a nuestros productores. - ¿Cuándo de una vez por todas discutiremos el anhelado proyecto de producción agrícola-ganadera que nuestra gente merece? Si nos unimos y lo comenzamos a realizar, son casi todas virtudes, las que tiene éste sistema. Si no la pregunta es: QUE ESTAMOS DEJANDO PARA LA GENERACION QUE NOS SUCEDE?